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Cómo usar la carta digital para ahorrar costes

Desde hace poco vemos que muchos restaurantes han colocado en sus mesas un código QR que nos permite ver la carta. Su uso es muy simple, enfocamos el código con nuestra cámara y ¡Tachán! nos aparece en el móvil... La miramos, llamamos al camarero y pedimos la comanda. Hasta ahí hemos evitado tocar una carta plastificada que toca todo el que se sienta en la mesa. 

Lo curioso es que en casi todos los que he visitado ahí comienza y termina la relación de la carta virtual, el cliente y el restaurante, desaprovechando una oportunidad única para darle un giro al negocio y aprovechar lo que este tipo de cartas ofrece.

¿Qué sucede al tomar la comanda?

Imagina poner un código diferente en cada mesa de tal modo que el cliente pueda hacer el pedido directamente desde su móvil evitando errores al tomar la comanda, mirando las fotos de los platos para facilitar la elección y evitando que el camarero pase tomando notas en lugar de estar sirviendo mesas. Estarás acostumbrado a situaciones como esta:

-CLIENTE 1: Buenas tardes... ¿nos atiende?

Minutos después... (a veces demasiados minutos después)

-CAMARERO: Buenas tardes. ¿Qué desean tomar?

-CLIENTE 1: Cuatro vinos del Duero, dos de berenjenas, una de lomo y otra de higaditos

El camarero espera...

-CLIENTE 2: No, yo mejor un blanco joven y tú? (al cliente 3)

-CLIENTE 3: Ok, tomaré un blanco espumoso y queso fresco

El camarero espera...

-CLIENTE 4: Escuchad, ¿y si nos pedimos una botella de vino joven espumoso?

-CLIENTE 1: Por mí bien

El camarero espera...

-CLIENTE 3: Vale, pero entonces no me pido higaditos

-CLIENTE 2: ¿Pedimos todos queso fresco? Aquí lo preparan frito con un acompañaniento delicioso

El camarero sigue esperando...

Y así hasta que los cuatro comensales se ponen de acuerdo mientras el camarero no para de ver a otros clientes alzar la cabeza o la mano buscando su atención.

 

 

 

¿Qué ocurre al cobrar el servicio?

Párate a pensar en el tiempo empleado en cobrar un servicio en el que el cliente pasa el rato intentando que el camarero le haga caso entre que toma comandas y sirve mesas. Un tiempo de caza y captura que puede echar por tierra unos platos y un servicio impecables hasta ese momento. Un tiempo acompañado de: (también estarás familiarizado con él)

-CLIENTE. ¿Me trae la cuenta?

-CAMARERO: Ahora mismo

El camarero vuelve a la barra a por la cuenta

Regresa a la mesa

-CLIENTE: Con tarjeta, por favor

-CAMARERO: Un momento, traigo el datáfono

El camarero regresa a la barra a por el datáfono

Vuelve a la mesa y hace el cobro

-CAMARERO: Muchas gracias, vuelvan pronto

-CLIENTE: Muchas gracias

 

¿Qué nos puede ofrecer esa carta digital, ese QR en la mesa?

Evitar esos tiempos perdidos de los camareros. Imagina que tu cliente hace el pedido desde el móvil, el camarero se lo lleva y cuando quiere pagar la cuenta, solamente toca en el botón de pagar con tarjeta o pagar en efectivo; el camarero llega a la mesa, si es necesario, ya con el datáfono, hace el cobro, marca el pedido como pagado y al cliente le aparece su ticket en el móvil. Simple.

Pero aún hay más. Se me pasa por la cabeza hacer unas simples operaciones. Imagina que tienes 5 mesas y esta tarde haces 5 servicios en cada mesa. Serían un total de 25 servicios. Si el camarero solo perdiera 5 minutos por mesa (en tomar la comanda y cobrar el servicio, con las esperas, las idas y las vueltas a la barra), estaría empleando 25 servicios*5 minutos=125 minutos, redondeando, 2 horas perdidas. Suma minutos perdidos así durante días y haz tus cuentas.

 

Todas estas opciones te las ofrece Canta Las Tapas además del diseño de la carta, de modo que tú solo tengas que cocinar y atender los pedidos.